La clasificación de los diferentes tipos de metabolismos que mostramos a continuación está inspirada directamente en la clasificación de los morfotipos de William Sheldon, médico americano de la primera mitad del siglo 20, cuyo trabajo ha tenido un impacto considerable.
Este último suponía que cada persona está determinada biológicamente incluso antes de su nacimiento, de ahí una clasificación cuyos términos están tomados de la embriología. Para William Sheldon, a grandes rasgos (1):
Pero William Sheldon no se detiene ahí: para él, estos morfotipos, también conocidos como somatotipos, están asociados a características de comportamiento. Así:
Esta teoría no es muy diferente de la teoría ayurvédica de las 3 doshas: vata (que correspondería al ectomorfo), pitta (que correspondería al mesomorfo) y kapha (que correspondería al endomorfo), ver nuestro artículo en el blog sobre estos 3 doshas.
Desde entonces, la teoría de William Sheldon ha sido rechazada en su conjunto en todo el mundo. Por una parte, actualmente se acepta que el aspecto comportamental y psicológico de la clasificación de Sheldon es absurdo; ya nadie se apoya en ella (2-3).
Por otra parte, trabajos más recientes han demostrado que, a lo largo de toda la vida, cada individuo se posiciona en realidad en un continuo entre diferentes morfotipos, en función de su masa muscular, de su masa grasa, de su nivel de estrés, etc. (4)
Por tanto, conviene tener en cuenta que no hay ningún determinismo, y que efectivamente existen métodos para optimizar su metabolismo, favorecer su aumento de músculo o su pérdida de grasa, estabilizar su peso y mejorar su control del estrés.
Estos métodos se apoyan a la vez en práctica deportiva, en la alimentación, en la meditación o el seguimiento psicológico y en complementos alimenticios seleccionados.
Según la clasificación de los morfotipos de William Sheldon, una persona ectomorfa es fina, delgada y poco musculosa.
Incluso si se admite que la teoría de Sheldon está obsoleta, es innegable que esta descripción corresponde a una realidad aplicable a numerosos individuos.
No obstante, el problema surge cuando se tiene un físico ectomorfo y el metabolismo que le acompaña: a pesar de muchos esfuerzos para engordar o ganar músculo, no se logra.
Esto puede significar varias cosas:
Cuidado: al practicar la musculación, va a aumentar su masa muscular y por tanto su metabolismo. Por tanto, tendrá que aumentar su consumo de calorías en consecuencia para seguir ganando peso y masa.
Tanto en la clasificación de William Sheldon como en la vida real, los individuos que tienen un morfotipo mesomorfo son los “afortunados” de la historia. Tienen un físico equilibrado y un metabolismo favorecedor que les permite no tener que vigilarse sin engordar.
Por tanto, para los mesomorfos, el reto será fundamentalmente estabilizarse, evitar volcarse hacia el lado de los endomorfos o, lo que es más raro, del lado de los ectomorfos (la tendencia natural es efectivamente ir hacia el endomorfismo).
Para ello, se pueden aplicar tres soluciones:
Por último, quedan los individuos endomorfos, que ganan peso fácilmente, y tienen una falta de tono muscular y de energía . Por definición, tienen un desfase entre su metabolismo y su consumo de energía y pueden rápidamente entrar en obesidad.
Desde los años 90, los investigadores estudian el impacto de una hormona específica, la leptina, en los mecanismos de la obesidad (9).
A grandes rastos, cuando las células contienen demasiada grasa, producen leptina para enviar una señal al cerebro con el fin de detener la ingesta alimenticia y el almacenamiento de grasa.
Aunque es innegable que la alimentación es la primera causa de obesidad, también parece ser que una alimentación rica en azúcares y en grasas provoca a la larga una insensibilidad de los receptores de la leptina . Por lo tanto, se hace muy difícil salir de la obesidad.
Por consiguiente, los medios que hay que poner en marcha para compensar un metabolismo endomorfo son los siguientes:
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