Aunque afecta a los dos sexos, las causas de la caída del cabello son clásicamente diferentes.
En el hombre, la alopecia androgénica (o calvicie) es la causa más extendida (1). Esta afección, cuya prevalencia aumenta con la edad, se traduce por un adelgazamiento y posterior desaparición de los tallos pilosos de la parte superior del cráneo. Se explica por la presencia anormal de receptores de la DHT, un derivado de la hormona reproductora masculina, en los bulbos pilosos: el cabello acelera su ciclo de renovación y agota prematuramente su capital de "rebrote". A menudo encontramos formas familiares que se saltan una o varias generaciones.
En la mujer, es más probable que la caída del cabello esté provocada por el uso de ciertos anticonceptivos orales o tratamientos hormonales prescritos en la menopausia (2). También puede revelar carencias de vitaminas o minerales, o una disfunción de la glándula tiroides (3).
Junto a la caída del cabello de larga duración, también existe la caída temporal. Suele producirse tras un estrés intenso o un shock psicológico , y suele resolverse espontáneamente tras la desaparición del factor desencadenante: es lo que se conoce como efluvio telógeno (4).
Varios estudios científicos muestran una menor concentración sérica de zinc en sujetos con caída de cabello en comparación con los grupos de control (5). Aunque el papel del zinc en la consolidación del cabello aún está por aclarar, su acción inhibidora de la regresión del folículo piloso es una hipótesis que se plantea con regularidad.
En las mujeres con un flujo menstrual abundante, el cabello fino y quebradizo puede ser un signo de deficiencia marcial , o de falta de hierro (6). En efecto, este mineral participa en el transporte normal de oxígeno en el organismo.. Por tanto, contribuye directamente a la correcta oxigenación de los folículos pilosos, condición sine qua non para garantizar la producción de nuevos cabellos . En caso de duda, la evaluación del nivel de ferritina en sangre suele bastar para establecer el diagnóstico.
Un estudio sugiere que ciertas alopecias particulares, como la alopecia areata, se correlacionan con un nivel más elevado de ciertas interleuquinas inflamatorias (entre las que se encuentra la IL-6) (7). Al reforzar nuestro arsenal defensivo, el consumo de maca, según este mismo estudio, podría modular positivamente el nivel de IL-6. Esta conclusión abriría así la vía a aplicaciones potenciales en el campo de la caída del cabello.
Por otra parte, la maca tiene una composición rica y completa (vitaminas, minerales, aminoácidos…) que favorece la multiplicación celular en los bulbos pilosos: de hecho, numerosos naturópatas la recomiendan por su acción estimulante del cuero cabelludo (8).
Considerada un superalimento, la espirulina tiene una acción fortificante y remineralizante en todo el organismo (9). Debido a su insospechada riqueza en nutrientes -proteínas y vitaminas del grupo B en particular- podría tener un impacto indirecto en la síntesis de queratina, sustancia clave de la reconstrucción de las fibras capilares. Así, en mascarilla sobre el cuero cabelludo o mediante suplementos por vía oral, se cree que restablece la densidad de los cabellos finos.
Para mantener un cabello fuerte, rara vez pensamos en los productos de la colmena. Sin embargo, la jalea real es un aliado privilegiado. Al combinar aminoácidos, azúcares, vitaminas, minerales y oligoelementos, es el alimento exclusivo de las larvas durante los tres primeros días de su existencia para garantizar su crecimiento y resistencia (10). De este modo, se ejercería una acción fortalecedora similar sobre nuestro cabello, y más concretamente sobre las raíces.
Asociada al polen, se cree que la jalea real actúa también como un escudo natural frente a las agresiones exteriores que pueden fragilizar el cabello y precipitar su caída.
Aunque no se puede afirmar que sea un suplemento anticaída, la levadura de cerveza mejora significativamente la calidad del cabello durante el recrecimiento. Al igual que la espirulina, se cree que este complejo de hongos unicelulares proporciona un "refuerzo" a la queratina, que, recordémoslo, constituye el 95% de los tallos del cabello. Su acción se explica por su alta densidad nutricional y su riqueza en proteínas, vitaminas (del grupo B en particular) y minerales. (11).
Implicadas en el metabolismo y la actividad celular, las vitaminas del grupo B desempeñan un papel considerable en el mantenimiento de la integridad del organismo. Aunque el papel exacto de los micronutrientes en la caída del cabello sigue siendo objeto de debate en la comunidad científica, se ha sugerido que ciertos estados carenciales podrían afectar a la capacidad del cabello para renovarse (12):
Tenga en cuenta que algunos complementos alimenticios (como la fórmula Keranat) combinan en una sola fórmula varios compuestos beneficiosos para la salud del cabello: zinc, biotina, aceites vegetales…
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