Temporalmente sin existencias
Puesto que desempeña un papel en la función inmunitaria, la salud cardiovascular y el desarrollo cognitivo, el hierro es un nutriente esencial para la salud. Según la Organización Mundial de la Salud, 1300 millones de personas sufren anemia ferropénica, una enfermedad resultante de la disminución de la concentración de hemoglobina sanguínea. Sin embargo, un gran número de personas que presenta un déficit de hierro no están anémicas.
Entre los síntomas más característicos de una carencia o un déficit de hierro, destacan principalmente:
Todos estos síntomas están ligados al hecho de que el organismo no tiene suficiente hierro para producir la hemoglobina que transporta el oxígeno a los principales órganos vitales que son el corazón, los pulmones y los riñones.
En el niño, esta carencia o deficiencia puede causar dificultades en el aprendizaje y un claro déficit de atención (ADD – Attention Deficit Disorder).
Pero son las mujeres en edad fértil, de entre 20 y 49 años, las que presentan mayoritariamente estas deficiencias. En efecto, las pérdidas de hierro durante la menstruación y el embarazo pueden conducir a un descenso de las tasas de hierro que pueden alcanzar un 25% de la tasa normal.
Sin embargo, esta carencia puede estar relacionada con muchas otras situaciones, entre ellos la malabsorción intestinal, las hemorragias gastrointestinales, las cirugías gástricas.
Para evaluar las deficiencias y carencias de hierro, la dosis más representativa es la de la ferritina sérica, que es la proteína de almacenamiento de hierro. Su tasa no debe ser inferior a 15 μg/l en adultos y 12 μg/l en niños.
Las formas de hierro recetadas de forma más habitual en caso de carencia o déficit son: el sulfato ferroso, el citrato de hierro, el D-gluconato de hierro. Sin embargo, todas estas formas tienen unas tasas muy variables de absorción y diversos efectos secundarios: problemas gástricos, náuseas, estreñimiento o diarrea, dolor abdominal.
Solo el hierro quelado con glicina o el bisglicinato ferroso es:
En efecto, cuando una sal mineral se disuelve en el estómago, el mineral se convierte en un ion cargado que puede bloquear la absorción de otros elementos nutritivos o combinarse con otros factores alimentarios para formar compuestos no absorbibles. Este es especialmente el caso del hierro en determinadas formas, que puede desactivar nutrientes como las vitaminas E y C y bloquear la absorción de otros minerales como el calcio. Como el bisglicinato ferroso es un ion neutro, es decir, no lleva ninguna carga eléctrica, no reacciona con otros nutrientes y llega intacto al intestino.
En sus formas habituales, los minerales son difícilmente absorbibles por el intestino. Las formas bisglicinatos, en las que los minerales están ligados a aminoácidos para producir quelatos orgánicos naturales, son compuestos de bajo peso molecular que no necesitan el trabajo de empuje del estómago y atraviesan fácilmente la pared intestinal.
El bisglicinato ferroso no se ve por tanto afectado por los factores alimentarios que pueden entorpecer su absorción, de manera que se asimila en un 75%, es decir unas 3,7 veces más que el sulfato de hierro recetado tradicionalmente.
La absorción de bisglicinato ferroso está controlada por las reservas de hierro del organismo. Así, las personas con déficit de hierro absorben las mayores cantidades. En caso de anemia ferropénica, el organismo puede absorber hasta un 90% de hierro, mientras que una persona sin carencias sólo asimilará un 10% o la cantidad necesaria para compensar las pérdidas metabólicas.
Así, es posible restablecer la tasa de hierro sérico con entre 25 y 75 mg de bisglicinato de hierro (15 g de hierro elemental), es decir entre 1 y 3 cápsulas al día, sin efectos secundarios, mientras que con las formas de hierro sulfatadas hace falta cuatro veces más.
La toma de bisglicinato de hierro es segura y eficaz en cada etapa importante de la vida: crecimiento de niños y adolescentes, mujeres embarazadas o lactantes, o en cada situación particular: deportistas, enfermedades digestivas…
Incluso a dosis superiores a 500 mg al día, no se han constatado alteraciones de las constantes bioquímicas o fisiológicas.
No exceda la dosis diaria recomendada. Este producto es un suplemento nutricional y no debe usarse como sustituto de una dieta variada y equilibrada o de un estilo de vida saludable.
Conserve en un lugar fresco y seco, alejado de la luz solar directa, el calor y la humedad. Mantenga fuera del alcance de los niños.
Si está embarazada, amamantando o tiene alguna condición médica, consulte a su proveedor de atención médica antes de usar este producto.
Consulte a su proveedor de atención médica antes de usarlo, especialmente si está tomando algún medicamento u otros suplementos, ya que pueden ocurrir interacciones potenciales.