Continuamente sometido a agresiones exteriores (bacterias, virus, parásitos…) pero también interiores (estrés, tabaco, alimentación desequilibrada…), nuestro cuerpo debe preservar su integridad mal que bien. Por tanto, éste ha desarrollado un sistema de defensa especialmente elaborado para neutralizar estos invasores potenciales.
En primera línea se encuentran los neutrófilos y los macrófagos que digieren (fagocitan) sin distinción las células extrañas (1). Si estos se encuentran sobrepasados ante la amplitud de la tarea, el sistema inmunitario saca la artillería pesada con glóbulos blancos específicamente dirigidos contra el agente patógeno que hay que erradicar (antígeno): los linfocitos (2).
Por tanto, para protegernos eficazmente todo el día, ¡se comprende fácilmente la importancia de emplear nuestro ejército inmunitario desde la hora de levantarse !
Como todas las células, los glóbulos blancos necesitan energía para funcionar a plena capacidad. Ésta es esencialmente sintetizada a partir de glucosa y de oxígeno. ¡No es de sorprender que la respiración juegue un papel clave en el fortalecimiento de la inmunidad!
Amplia y profunda, ésta favorece la mejora de la oxigenación celular. Asimismo, ésta facilita el avance de la linfa a lo largo de los vasos linfáticos – y, por tanto, la evacuación de los residuos (3).
Incluso bajo las sábanas, practique este ejercicio de respiración abdominal:
Al mantener una masa muscular correcta, usted ofrece a sus glóbulos blancos una reserva no despreciable de glutamina, combustible indispensable para su actividad en caso de infección.
Por tanto, una práctica deportiva regular de intensidad moderada está perfectamente indicada (4). ¿Lo mejor? ¡Una marcha por el bosque al amanecer para ofrecer un gran soplo de aire fresco a sus células inmunitarias!
¿Zumo de naranja para el desayuno? ¡Por qué no! Como el kiwi, los cítricos o la grosella negra, éste contiene vitamina C, que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario así como a la disminución del cansancio (5).
Para aumentar sus aportes, también puede optar por un suplemento de vitamina C (como Liposomal Vitamin C, fórmula liposomal patentada para una absorción óptima).
¿Es usted más bien partidario del jacuzzi? Sin embargo, la ducha fría es posiblemente mucho más productiva. Ésta posiblemente aumenta la producción de linfocitos, auténtica memoria inmunitaria de nuestro organismo (6). Además, ésta tiene una acción tonificante sobre la circulación sanguínea. ¡Buenas razones para motivarse!
Originario del nordeste de China, el astrágalo es una de las plantas emblemáticas de la medicina tradicional china donde se presenta como un tónico del “Yang”. Sus raíces contribuyen especialmente a las defensas del cuerpo contra los agentes exteriores contribuyendo a la vez a una buena resistencia física y mental (7-8).
El astrágalo, que a veces se toma en infusión, también se encuentra en forma de complemento líquido para facilitar su consumo (como Astragalus Extract, normalizado a un 16 % de polisacáridos).
El Qi-Gong o Chi-Kunges una práctica suave que combina posturas y ejercicios respiratorios destinada a reequilibrar el flujo energético del cuerpo. Ciertos movimientos actúan en particular sobre el Wei Qi, energía del sistema inmunitario, previniendo así las debilidades de las defensas naturales (9-10).
Desde por la mañana, active por ejemplo el Qi o Chi de los pulmones cruzando los brazos sobre el pecho, poniendo los dedos sobre las clavículas. Inspire profundamente, luego expire totalmente emitiendo un discreto murmullo.
Miembro de la gran familia de las Asteráceas, la equinácea púrpura (Echinacea purpurea) se presenta como una flor rústica con pétalos rosas que recuerda a la margarita. Especialmente apreciada por los amerindios, ésta es considerada hoy en día una de las plantas favoritas de los herbolarios europeos, ya que contribuye al buen funcionamiento del sistema de defensa del organismo (11).
Algunos complementos alimenticios la han invitado a sinergias de primera calidad (como Immunity Booster, a base de equinácea ecológica y de extracto de acerola, fuente de vitamina C).
Al intervenir como cofactor de numerosas reacciones bioquímicas (entre las que se encuentra la síntesis de los anticuerpos), la vitamina B6 contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario y a la disminución del cansancio (12).
Vitamina esencial, ésta debe forzosamente ser proporcionada por la alimentación: menudos y menudillos, carne, pescado, levadura de cerveza, leguminosas y cereales integrales contienen una cantidad apreciable de ésta.
Durante periodos de estrés físico o psicológico, nuestro sistema inmunitario tiende a debilitarse. Entonces se hace más permeable a los agentes exteriores nocivos, dejando por ejemplo la puerta abierta a los radicales libres que hacen “oxidarse” a nuestras células (13-14).
¿Y si usted comenzase el día con una buena dosis de positividad? Yoga, meditación, música, dibujo o pintura: ¡concédase una pequeña burbuja de relajación antes de afrontar el día!
La uña de gato (Uncaria tomentosa), una liana de Perú, debe su divertido nombre popular a sus estípulas curvas. Habiéndose incorporado a la farmacopea amazónica hace milenios, ésta contribuye a estimular la función inmunitaria, especialmente gracias a su excepcional contenido en alcaloides (15).
Algunos complementos alimenticios (como AC11, extracto de uña de gato patentado y estandarizado a un 8 % de carboxi-alquil-ésteres) explotan hoy en día todas las propiedades de esta gran planta medicinal tradicional.
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