Antes de abordar la cuestión de la ingesta de calorías, conviene presentar la síntesis de una dieta sana y equilibrada según la organización mundial de la salud (OMS) (1).
Según la OMS, para cubrir las necesidades nutricionales del organismo sin favorecer el desarrollo de las enfermedades occidentales modernas (enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, etc.), así es como debería ser una dieta saludable:
Para su información:
Teniendo esto en cuenta, recordemos que el organismo es una máquina cuyo motor funciona con energía. Esta energía la aporta la alimentación. Las calorías se utilizan como unidad de medida de la cantidad de energía que proporciona esta alimentación al organismo.
Por tanto, incluso si nos quedamos tumbados todo el día sin hacer nada, nuestro cuerpo necesita energía para funcionar: respirar, hacer latir el corazón, renovar las células, hacer funcionar el cerebro, etc. Esto es lo que se conoce como el metabolismo basal (2).
Para cualquier actividad suplementaria (desplazarse, llevar peso, hacer deporte, etc.), se necesita un aporte calórico.
Así pues, según la OMS (3):
Por tanto, sobre esta base, las cantidades de calorías recomendadas son las siguientes:
De nuevo según la OMS, es muy difícil determinar con precisión las necesidades de proteínas, de vitaminas o de minerales ya que varían según las personas. No obstante, la Organización ha establecido guías para asegurar esos aportes.
Esto se hace con el entendimiento de que:
En otras palabras: siempre es preferible consumir demasiadas vitaminas, minerales y oligoelementos que no suficientes – ¡sin excederse, por supuesto (4)!
Para lograr estos objetivos, hay que seguir una dieta sana y equilibrada. También se pueden consumir complementos alimenticios específicos como:
Desde hace mucho tiempo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha reconocido los efectos beneficiosos de los alimentos ricos en fibra para la salud, especialmente para la disminución del nivel de colesterol y de glucosa en sangre (5).
Además, unos estudios recientes han demostrado sus beneficios para las defensas del organismo: al actuar sobre la microbiota intestinal, la fibra refuerza el sistema inmunitario.
Esta es la razón por la que las cantidades de fibra recomendadas son de 25 a 30 gramos de fibra por día para un adulto. Por esta razón, con el fin de aumentar su consumo, algunas personas optan por complementos alimenticios como Fructo-Oligosaccharides (6).
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